Presentamos La Fuerza Sideral
Vení a probarlo en La Fuerza Bar
Hay un nuevo vermú. Lo servimos desde uno de los grifos de La Fuerza Bar: el mismo lugar donde el 9 de enero de 2018 presentamos La Fuerza Rojo y La Fuerza Blanco. ¿Cómo es este nuevo vermú? ¿Cómo nació? Hay una historia que queremos contarte.
Desde que empezó La Fuerza aprendimos mucho sobre lo que hacemos, sobre la aventura de hacer vermú en el sur del mundo. Siempre pensamos en hacerlo de una manera propia y con una fuerte una identidad local, desde vinos y hierbas locales. Esa búsqueda nos lleva a investigar las aromáticas y nativas de Mendoza, a explorar vinos, cepas, orígenes, a elaborar, probar con aguardientes, a entender maceraciones y formas de encontrar aromas y sabores naturales.
El camino hasta La Fuerza Rojo y Blanco nos llevó dos años de pruebas, errores y hallazgos. Cuando buscás algo el tiempo parece más largo, aunque visto desde hoy parezca corto. Seguimos investigando la precordillera de Mendoza y así apareció la idea de las flores y la primavera de la que nació nuestro tercer vermú. Lo que podría haber sido un rosado terminó siendo un vermú de temporada. Lo llamamos Primavera en los Andes.
En cada vermú hay búsquedas, viajes entre Buenos Aires y Mendoza, pruebas de vinos y macerados, búsquedas en huertas, en libros de botánica, salidas a la montaña a recolectar hierbas, discusiones y desencantos. Ideas. Tiempo. Encuentros. Y en uno de esos encuentros se nos ocurrió hacer algo diferente a lo que habíamos hecho hasta entonces.
En todo el camino de La Fuerza habíamos elegido vinos sin paso por barrica. No queríamos usar aguardientes que hubieran descansado barriles de roble. Buscábamos la fruta, el perfume, el sabor de los ingredientes en su mezcla. Detrás de cada botella de La Fuerza Rojo, Blanco y Primavera está el tiempo de la uva y el vino, de la tierra y las hierbas, de la maceración y el encuentro. Pero nunca habíamos usado barricas.
Así que decidimos probar algo nuevo: llenamos una barrica con vermú.
Durante un año, en cada viaje, la fuimos probando. Al final del día de trabajo, después de la cena, cuando había tiempo. En invierno, encerrados. En otoño, tras la vendimia. En primavera, perfumados. En verano, bajo el cielo estrellado de los Andes. Lo que encontramos fue algo muy diferente a los otros tres vermú. Descubrimos una bebida que se podía disfrutar sola, con hielo, agregándole piel de naranja. Y que nos gustaba así, sin más que eso.
Así llegamos a este vermú que pasó 12 meses guardado en barriles de roble previamente usados para vino. Días y noches bajo el cielo de Mendoza.
A la hora de buscarle un nombre, recordamos todos esos encuentros en los que lo fuimos probando, sacándolo de barricas, bajo el cielo del sur. Investigamos sobre constelaciones y estrellas, leímos sobre el Lucero del Alba y los astros. Aparecieron varios nombres en charlas entre todos los que trabajamos en esto y elegimos uno: La Fuerza Sideral.
En la primera búsqueda apareció: “De las estrellas o los astros, o relacionado con ellos”. Y nos gustó. Pensarnos en el universo, en esos momentos en que nos podemos sentar al final del día a mirar las estrellas, a pensar dónde estamos y para qué estamos acá. Compartiendo algo para tomar.
Es una aventura hacer vermú en el sur del mundo, lejos del lugar donde nació la historia de esta bebida que hicimos propia. Es una aventura seguir buscando la identidad local, seguir adelante en esta tierra. Con amor por la historia, pero mirando el futuro.
Soñando que la historia del vermú del sur, y la de La Fuerza, recién comienza.